¡Arriba los corazones!

"Sed tengo", "Sitio" en latín, es una de las siete palabra de Jesús en la Cruz. Es Su disponibilidad que convoca a la nuestra, invitándonos al “sacrificio de la alegría”: a “hacer de tripas corazón”, para mirarlo a Él.

¡Arriba los corazones! es una frase de aliento que nos remite al "Elevemos el corazón" de la Misa, que nos dispone para el sacrificio, dejando que Él nos dirija.

sábado, julio 11, 2009

Las significativas encrucijadas de "Las Meninas" de Velazquez



"Las Meninas" de Velázquez nos coloca en una encrucijada de perspectivas y significados que ha inspirado a muchos estudiosos. Michel Foucault lo toma como eje de sus análisis en "Las palabras y las cosas".

La complejidad de las opciones y de las prioridades que se conjugan en esta escena nos asoma directamente a lo invisible, o a lo inasible, o impensado. En este video, el locutor comenta que la trabajada composición del cuadro lo convierte en "una brillante defensa de la nobleza de la pintura", precisamente porque nos lleva a Dios mismo.

Desde la perspectiva cristiana, la figura del Rey y de la Reina, reflejados en el espejo, nos remiten al Rey de Reyes, al Creador, que podemos descubrir detrás de la escena, quien también nos visita y nos invita a mirarlo, haciendo así efectiva toda la nobleza de nuestra vida.

En un pasaje de su libro "Las verdades robadas", el R.P. Miguel Angel Fuentes, IVE, explica cómo el hombre renuncia a esa nobleza cuando deja de creer en Dios:

¿Existe Dios? Su existencia ¿es una cuestión religiosa o científica? ¿Puede uno ser un profesional y creer en Dios? Para muchos el contacto con el mundo científico (falsamente científico, se entiende) es la puerta por la que entran al mundo del ateísmo, o al menos del agnosticismo. He escuchado varias veces la frase “yo me declaro agnóstico”, en boca de personas famosas; probablemente ignoran que tal afirmación equivale a declararse manco o ciego o impotente en el plano intelectual. El conocimiento de Dios es ciertamente una cuestión religiosa, si se entiende por “cuestión religiosa” un problema de fe; pero también es una cuestión científica, pues la filosofía es una ciencia, y nuestra inteligencia, filosofando llega a esta gran verdad.

El Padre Antonio Orozco-Delclos encara muy bien este tema en un artículo sobre "el hombre y el mono", del que transcribo un par de párrafos a continuación:

Más que la figura o la anatomía, lo que revela la naturaleza de las cosas es su operación, sus obras. Por eso, desde la naturaleza del obrar se puede concluir en la naturaleza del ser que obra. Por la naturaleza de las operaciones humanas podemos conocer lo que el hombre es. Y si vemos —como es el caso— que algunas de sus operaciones exceden con suficiente amplitud y evidencia las posibilidades de la materia, habremos de concluir rigurosamente que existe en el hombre un componente de naturaleza superior e irreductible a la materia, proporcionado a la índole de las operaciones que ostenta (al que llamamos espíritu).

Es rigurosamente demostrable que el hombre es un ser compuesto de alma espiritual (inmortal) y cuerpo (material). Sin embargo, el materialismo sigue siendo un error cada día más difundido, obturador del pensamiento y del conocimiento sobre el hombre. Un error que según el premio Nobel John Eccles constituye una superstición. Un error que crea mitos fantásticos, como el que supone que el hombre entero no es más que un hijo ilustre del simio y, en consecuencia, que es un ser reductible a materia, a «cosa», aunque muy evolucionada.


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