¡Arriba los corazones!

"Sed tengo", "Sitio" en latín, es una de las siete palabra de Jesús en la Cruz. Es Su disponibilidad que convoca a la nuestra, invitándonos al “sacrificio de la alegría”: a “hacer de tripas corazón”, para mirarlo a Él.

¡Arriba los corazones! es una frase de aliento que nos remite al "Elevemos el corazón" de la Misa, que nos dispone para el sacrificio, dejando que Él nos dirija.

domingo, agosto 15, 2010

Nuestra Señora, el Apocalipsis y la Teología (en la fiesta de la Asunción de María)



Las lecturas de la Misa de hoy, domingo y solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, nos sacuden con este pasaje del Apocalipsis:

Apocalipsis  12: 1 - 6, 10

1Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
2está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz.
3Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.
4Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.
5La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.
6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada 1.260 días.
10Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: «Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.

Al escuchar estas palabras hoy, no pude dejar de relacionarlas con los siguientes párrafos de la entrada de ayer del Blog del Padre Fortea (bajo el título "Los grandes teólogos de mañana hoy son desconocidos"):
Hay una parte en El nombre de la rosa en la que Fray Jorge de Burgos le dice a fray Guillermo:
La inculta locura de Dulcino y de sus pares nunca podrá hacer tambalear el orden divino.  Predicará la violencia y morirá por la violencia, no dejará huella alguna, se consumirá como se consume el carnaval, y no importa que durante la fiesta se haya producido en la tierra, y por breve tiempo, la epifanía del mundo al revés.
Sobre esta cita comenta el Padre Fortea:
Estas impresionantes palabras escritas por un agnóstico y puestas en boca del malo de la novela, dicen la verdad. Es curioso que tenga que recurrir a un agnostico para expresar de modo magistral esta idea. Pero es así. Y estas palabras lo que vienen a significar es que aquellos que en la Iglesia se oponen frontalmente a la Tradición, aun en el caso de que obtengan un fugaz triunfo, serán finalmente vencidos y superados por la Tradición, la Tradición les sobrevivirá.

En el pasaje del Apocalipsis se condensa todo el drama del Cristianismo, que es su misma esencia, como muy bien lo plantea en su libro Mero Cristianismo, C. S. Lewis, gran autor anglicano.  Y su planteo resulta válido para la Iglesia Católica, que es rectora por gracia de Dios, para nuestro bien, el de todos los hombres.

La Santísima Virgen María, totalmente entregada a Dios, que en ella vio su humildad, ha sido la madre de un niño que regirá a todas las naciones "con cetro de hierro".  Este incólume poder rector del mismo Dios, que aclara las cosas y les da sentido, de esta manera se establece en la Tierra sitiada por el enemigo, acusador de Dios y de los hombres.  Las maravillas que el poder de Dios realiza para nuestro bien están en la Iglesia, como en ese misterioso desierto, disponibles por la fe, para que las reconozca el que las busca, hasta el día del triunfo definitivo.

El Padre Fortea continuó hoy (y ya he visto que también mañana, que ya llegó en España) sus agudas meditaciones sobre los teólogos y la Teología.









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