¡Arriba los corazones!

"Sed tengo", "Sitio" en latín, es una de las siete palabra de Jesús en la Cruz. Es Su disponibilidad que convoca a la nuestra, invitándonos al “sacrificio de la alegría”: a “hacer de tripas corazón”, para mirarlo a Él.

¡Arriba los corazones! es una frase de aliento que nos remite al "Elevemos el corazón" de la Misa, que nos dispone para el sacrificio, dejando que Él nos dirija.

lunes, agosto 02, 2010

La Misión de la Iglesia como Luz del Mundo (I)



No podemos entender la misión de la Iglesia si desconocemos el pecado original, directamente relacionado con el error y el mal en este mundo. (A su vez, la Iglesia está directamente relacionada con el bien en este mundo, y con la verdad.)

Sin la  Caída de Adán, el mal no existiría, y nuestra inteligencia, precaria y fragmentada "en este valle de lágrimas", sería clara.

Thomas Merton, en "El Hombre Nuevo", explica notablemente la naturaleza y los efectos del pecado de Adán, así como de la Redención realizada por Jesucristo, el nuevo Adán, que con su Palabra, su sacrificio y su presencia, permanentemente actualizados por la Iglesia, ilumina todo y nos devuelve la posibilidad de ser amigos de Dios, y de edificar en el bien.  ("Sin mí, nada podéis hacer")

Pero la Palabra de Dios, que le abre el camino al bien,  nos lo dice Jesús, es como una semilla, que si cae en buena tierra da fruto, pero como le explica luego a sus discípulos, aun cuando prospera no siempre alcanza el 100 por ciento.

La buena y la mala semilla crecerán juntas hasta el fin.  Luego, San Pablo nos advierte:  "Examinadlo todo; retened lo bueno".  También en Jeremías (15:19) aparece el mismo consejo.

Allí donde hay bien germina la Palabra de Dios.  Y donde hay salud, está la Iglesia.

Todos los caminos conducen a Roma, y los silogismos a esa realidad.

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