¡Arriba los corazones!

"Sed tengo", "Sitio" en latín, es una de las siete palabra de Jesús en la Cruz. Es Su disponibilidad que convoca a la nuestra, invitándonos al “sacrificio de la alegría”: a “hacer de tripas corazón”, para mirarlo a Él.

¡Arriba los corazones! es una frase de aliento que nos remite al "Elevemos el corazón" de la Misa, que nos dispone para el sacrificio, dejando que Él nos dirija.

domingo, noviembre 20, 2011

Lecturas de la Misa de hoy - Fiesta de Cristo Rey


JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO  (A)



1ª Lectura
(Ez 34, 11-12.15-17)

Lectura del profeta Ezequiel. Esto dice el Señor Dios: Yo mismo cuidaré de mi ganado y le pasaré revista. Como un pastor pasa revista a su ganado cuando se encuentra entre su rebaño disperso, así pasaré yo revista a mis ovejas y las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y tinieblas. Yo mismo llevaré mi rebaño a pastar y lo devolveré al lugar de su descanso, dice el Señor Dios.   Buscaré la oveja perdida y haré volver a la descarriada; vendaré a la herida, fortaleceré a la flaca, cuidaré de la gorda y robusta; las apacentaré como es justo. En cuanto a vosotros, rebaño mío, esto dice el Señor Dios: Yo mismo juzgaré entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío. 

Salmo Responsorial

(Salmo 23)

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace reposar,
me conduce hacia las aguas del remanso.

En verdes praderas me hace reposar,
me conduce hacia las aguas del remanso
y conforta mi alma;
me guía por los senderos de justicia,
por amor a su nombre;

Me preparas una mesa ante mis enemigos,
perfumas con ungüento mi cabeza
y me llenas la copa a rebosar.
Lealtad y dicha me acompañan
todos los días de mi vida;
habitaré en la casa del Señor por siempre jamás.

 2ª Lectura
(1 Cor 15, 20-26.28)

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios. Hermanos, Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicias de los que mueren. Porque como por un hombre vino la muerte, así, por un hombre, la resurrección de los muertos. Y como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo.  Pero cada uno por su turno: el primero, Cristo; luego, cuando Cristo vuelva, los que son de Cristo.  Entonces vendrá el fin, cuando él destruya todo señorío, todo poder y toda fuerza y entregue el reino a Dios Padre. Pues es necesario que él reine hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies. El último   enemigo   en   ser   destruido  será  la muerte.  Cuando todo le esté sometido, entonces también el Hijo se someterá al Padre, que le sometió todo a él para que Dios sea todo en todas las cosas.

Evangelio

(Mt 25, 31-46)

Lectura del santo Evangelio según San Mateo. 


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria.  Todos los pueblos serán llevados a su presencia; y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.    Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a estar conmigo.  Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber?  ¿Y cuándo te vimos emigrante y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?  Y el rey les dirá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Luego dirá a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui emigrante y no me acogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces responderán también ellos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento o emigrante o enfermo o en prisión y no te asistimos? Y él les contestará: Os aseguro que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis. Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna».

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