Summertime,
And the livin' is easy Fish are jumpin' And the cotton is high Your daddy's rich And your mamma's good lookin' So hush little baby Don't you cry One of these mornings You're going to rise up singing Then you'll spread your wings And you'll take to the sky But till that morning There's a'nothing can harm you With daddy and mamma standing by |
Es verano,
Y la vida es fácil
Los peces abundan
Y el algodón está crecido
Tu papá es rico
Y tu mamá bonita
Así que ¡Shhh! chiquitito
No tienes que llorar
Una de estas mañanas
Te vas a levantar cantando
Desplegarás tus alas
Y el cielo alcanzarás
Pero hasta esa mañana
Nada hay que te pueda dañar
Con papá y mamá junto a ti.
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"Summertime" es una de las canciones más populares del Siglo XX, que forma parte de la ópera "Porgy and Bess" de George Gershwin. En contraste con su ambiente, de valores tambaleantes, una mamá eleva generosa y confiada esta entrañable canción de cuna, de música evocadora, que rasga la obra como un rayo de esperanza. Alcanza una serenidad que personalmente me remite al también popular Salmo 23, que se leyó el domingo pasado en la Misa: "El Señor es mi pastor; nada me puede faltar".
El cariño de unos padres ricos y agradables, siempre cuidadosos y atentos, facilita la vida del hijo, igual que se hace fácil la vida del creyente, que reconoce la paternidad de Dios, que es infinitamente rico y poderoso, y está siempre atento a lo nuestro, para escucharnos y ayudarnos. También tenemos una mamá muy bonita, a quien podemos siempre contarle nuestras penas y pedirle ayuda, seguros de que no nos abandona, que nos cuida siempre.
¡Es muy cálida nuestra fe católica! En medio del mundo, por sí mismo desconcertado y frío, hace surgir la esperanza de manera concreta, como un rayo luminoso.
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