De los documentos de un sitio religioso, acá, proviene la cita siguiente, que describe vívidamente la situación del hombre:
cargadas de pecado
agravadas por nuestro cuerpo mortal
sumergidas en preocupaciones mundanas
embriagadas de deseos carnales
ciegas, deformadas, enfermas
enredadas en un complejo de errores
indefensas ante mil peligros
espantadas por mil temores
perplejas ante mil dificultades
sujetas a mil incertidumbres
y aplastadas por mil exigencias.
Y comenta:
En medio de estas pruebas, San Bernardo nos ve sin fuerzas suficientes de parte nuestra; queda sin palabras ante el triste destino humano, si no viniese ayudado por la misericordia divina.
Pero precisamente todo esto nos estimula a orar, o al menos debería suscitar en nosotros el deseo de orar; en el fondo, es ésta la respuesta que Dios espera de nosotros: "Sin mí no podéis hacer nada."
Así es nuestra realidad, marcada por el pecado original y la redención de Cristo.
Acá podemos leer las palabras que el Santo Padre Benedicto XVI le dedicó en el Angelus del domingo 20 de agosto de 2006.
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