Recuerdo del maravilloso Cardenal Van Thuan, de Vietnam, publicado por Romereports.com a los nueve años de su muerte, ayer, en YouTube, y en su web con el siguiente texto:
16 de
septiembre, 2011. (Romereports.com) Se
cumplen 9 años del fallecimiento del cardenal vietnamita François-Xavier Nguyên
Van Thuân, héroe de los católicos de su país. En 1975, apenas nombrado obispo,
el régimen comunista lo condenó a 13 años en un campo de reeducación, nueve de
ellos en régimen de aislamiento. Durante ese periodo, el gobierno tuvo que ir
cambiando los carceleros porque uno a uno todos se hicieron católicos. En
esta emocionante entrevista realizada pocos meses antes de su muerte, resumió
así aquellos años:
“Yo sólo hice lo que pude, es decir, dar testimonio de mi fe y sobre todo del amor de Cristo por todos. Creo que eso es lo único que puede cambiar los corazones. Antes, usted me preguntó sobre esta cruz que llevo. Sepa que hice esta cadena con trozos de alambre que los carceleros cortaron para mí. Me lo trajeron con unas pinzas y juntos tejimos la cadena en cuatro horas”.
“El testimonio más importante que podemos dar es el amor, el perdón y la reconciliación. Olvidar el pasado y pensar en el futuro para construir juntos nuestro país, para construir un mundo más hermoso. Como dije el otro día, el futuro es mucho más apasionante que todos los pasados juntos”.
En 1988 se le concedió el arresto domiciliario. En 1991 el gobierno le permitió viajar a Roma, pero no le autorizó a regresar.
Juan Pablo II lo acogió y le nombró cardenal.
Falleció el 16 de septiembre de 2002.
“Yo sólo hice lo que pude, es decir, dar testimonio de mi fe y sobre todo del amor de Cristo por todos. Creo que eso es lo único que puede cambiar los corazones. Antes, usted me preguntó sobre esta cruz que llevo. Sepa que hice esta cadena con trozos de alambre que los carceleros cortaron para mí. Me lo trajeron con unas pinzas y juntos tejimos la cadena en cuatro horas”.
“El testimonio más importante que podemos dar es el amor, el perdón y la reconciliación. Olvidar el pasado y pensar en el futuro para construir juntos nuestro país, para construir un mundo más hermoso. Como dije el otro día, el futuro es mucho más apasionante que todos los pasados juntos”.
En 1988 se le concedió el arresto domiciliario. En 1991 el gobierno le permitió viajar a Roma, pero no le autorizó a regresar.
Juan Pablo II lo acogió y le nombró cardenal.
Falleció el 16 de septiembre de 2002.
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